Me gusta el sin sentido. A veces.

Sigur Ros me recuerda mis ensayos de monólogo para dar la prueba de teatro en la Chile. He perdido la flexibilidad de mi cuerpo, y lloro más a menudo. Me carga.

Sí, y ya no sé si es de sensibilidad. A veces me siento tan extranjera que no puedo regar mi flor. No la encuentro. Nadie me dibuja corderos porque ni siquiera un aviador cae junto a mí. A veces.

A veces, sin embargo, tengo a tantos aviadores cerca, en el desierto, que por alguna coincidencia cayeron ahí, que no sé a cuál hacer caso. De repente sería mejor hacer (me) caso a lo mío.

Me gusta a primavera, sabes?, es sin sentido, y me gustan las cosas sin sentido. A veces. A veces me gustan las cosas. Las espontaneas. Un beso la caminar, el pelo en los labios, un te quiero escrito en un papel, una caricia. Una mirada porque sí.

Me gusta la gente espontanea, porque siempre te sorprende, y la primavera es un poco así. A veces lluvia, a veces sol. Alergias siempre.

Me gusta que se me quede el paraguas en la casa. Me gusta el sol en las mañana primaverales. Me gusta la cordillera cuando la veo en las mañanas antes de bajarme en SanJoaquín.

Milano, es buena, de Sigur Ros digo.

Me gusta recordar también y mucho. Como me gustan las frutillas con chocolate y la piña con crema.No así extrañar.

Me gustan las "margaritas" que se les hace a algunos. Y las bolsitas bajo los ojos cuando sonríes.

Tengo una canción en mente. Es la canción de una primavera sin sentido que hace escribir a una tipa enamorada locamente de la música cosas sin sentido un día Domingo 12 de Octubre, antes de ir a almorzar.

Me gusta a veces escribir entradas espontaneas en mi blog con un híbrido de ideas poco armadas, poco analizadas, y tan espontaneas. Y fin y al cabo es lo que me hace ser lo que soy en esencia.

Me gusta ser espontanea. Hoy me gusta ser yo.

Pero me quedo con Hoppipolla, de Sigur, de nuevo.

Sigur Ros, o Rosa de la victoria.

Siempre dije, qué buen nombre para tan buen grupo.