Musique escrita

31.1.11


Llegué hace un día a Santiago y no me arrepiento de haberme ido.

13.1.11

Han sido días muy lindos.

Mientras suena Alfabeto de Gepe y ordeno mi pieza, pensaba en todas las cosas de este año. De las buenas y de las malas.
De los momentos vividos y olvidados y de los que atesoro hasta hoy. De las pocas sonrisas, pero verdaderas y de las interminables noches de pena.
Ahora estoy bien, no tengo mucho más que decir.
Mi corazón está tranquilo, rojo y con ganas de latir mucho y muy fuerte.

6.1.11

Capitulo siete.

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.


4.1.11


Siempre me ha sido difícil poner títulos.
A veces me cuesta empezar las historias, las buenas, las largas e intensas. No así mantenerlas.
Sin embargo, muchas han quedado inconclusas, incluso aquellas que pretendían ser las mejores. Las historias. Parece ser que falta algo más. En el climax todo parece maravilloso, los personajes están en una estabilidad desbordante. digo desbordante porque no me gusta la estabilidad como algo quieto, sino más bien como algo impredecible pero predecible.
Me explico; me gusta cuando las cosas son espontáneas y sabes que lo serán porque conoces al otro.Me asustan las cosas quietas, me dan terror. Mi equilibrio muchas veces se basa en un desequilibrio. Y bueno, por lo mismo me gustan así las que escribo.
Sin más parlamentos de los necesarios. Hay cosas que no se explican y "quien no entiende una mirada, menos entenderá una larga explicación". Y con imágenes, muchas imágenes que hacen recordar con alegría los momentos vividos.
Hoy tengo historias de todo tipo. Intento retomar algunas que supongo que siguen, pero la tinta del lápiz me escribe en-tre-cor-ta-do, dificultando a que ésta avance.
¿Qué puedo hacer entonces? ¿Dar vuelta la página y comenzarla otra vez? ¿la misma?
¿Escribir otra con los mismo personajes?
o simplemente guardarla como algo que pudo haber sido bueno pero que no fué?
Ojalá todo fuera tan simple como cambiar el lápiz o la tinta, pero cuando ya no tienes que más escribir por más que quieras, las historias no terminan.
Espontáneas, deben ser espontáneas, y ojalá que cuando otro la lea, le den ganas de escribir una similar o mejor.
Esas son mis preferidas y de esas quiero escribir.


Ya sé lo que me pasa, pero nicagando lo escribo aquí.