Por buscar lo que busco...

No lo encuentro.

Salí rauda de aquel lugar, buscando un no sé qué!. Un no sé buscaba...y hoy encuentro la respuesta (o creo que la tengo) gracias a un no se quien. Y lo encontré cuando justo dejé de buscarlo. Llegué a mi casa, rápida de nuevo. Rápida!..pero cómo si eso es lo menos que tengo. Y me desvestí en el camino a mi pieza, no me pregunten porqué, sólo lo hice. Es que ese no sé que aún no aparecía con claridad. Y entonces me bañé, como queriéndome limpiar de algo. Mi cepillo de dientes no estaba, por segunda vez en la semana había desaparecido, y el espejo no dejaba de verme. No dejaba de verme como me ve la chismosa del departamento del frente cada vez que me pongo a hacer mis cánticos a media noche. Me volví a la pieza...desnuda aún..pero seca, con el lápiz de ojos corrido y con la mirada ida. Corrí la cortina y abrí la ventana, y él también me miraba, es que, qué se cree Dios para aparecerse en mi vida?, que me deje tranquila una vez que sea. Y al momento de pensar eso, el viento me castiga por pensar tales barbaridades (barbaridades para mi madre, que no deja de ir a la iglesia a pedirle perdón a un "Don" que lo sabe todo, y que según ella nos salvó..)...Bah...esas si son barbaridades....qué se cree para dominarme. Miré, entonces, desafiante a ese alguien, pidiéndole una explicación . Si lo sabe todo que me diga que busco!. Y lo grité con medio cuerpo afuera de la ventana y desnuda. Y me miró. Y yo desnuda aún. Me miró la chismosa de siempre y a la que el otro día le robé esa planta que tanto me gusta y que me hace recordar el bello jardín que tenía mi madre en aquella vieja casa que hace tanto tiempo no voy a visitar. Me miró también la estrella más pequeña, pero sin duda la más brillante. La estrella que observo con temor todas las noches sin exepción y que parpadea tanto o más que mi vieja amiga Sofía que tiene ese maldito Tic que tanto me desagrada. Me miraba el árbol deshojado que tanto amo, y me miraba él. Volví al baño, la luz estaba encendida, Y me miré al espejo. Y allí estaba yo. Con ojos de querer volver a gritar cuanto te ama. Con labios de volver a besar los tuyos. Con mejillas blancas que querían volver a estar ruborisadas de amor. Con cabello de querer sentir sus cálidas manos. Con cuello de volver a sentir tu respiración. Y con el corazón con ganas de volver a construirlo. Y miré el espejo y me miré. Y miré el espejo y miré mis manos. Y miré el espejo y miré mis lagrimas. Y miré el espejo y miré mi corazón. Y miré el espejo y entendí.

Y llevé mis manos a mi rariz y el olor no se iba. Y me resfregué bien y con jabón en abundancia y no salía. Y me metí a la ducha nuevamente y no salía. No salía el olor a muerte. Y no salía de mi cuerpo el olor a traición que dejaste en él.

Que se presente Dios en este momento si acaso el puede consolarme. Que se presente Dios en este momento si puede hacer que todo vuelva atrás. Que se presente Dios en este momento si es que es capaz de darme otra oportunidad de ser engañada y de no matarte.